Baeza, domingo 17 de abril de 2016
Querido diario :
El miércoles no fue un día normal y corriente, sino que fue un día especial; ¡Me iba de excursión con mis compañeros a un pueblo de Granada llamado Píñar!
Me levanté alegre e ilusionado por el día de emociones y novedades que me esperaba. Desayuné rápidamente y Sara me estaba esperando en la puerta impaciente para ir al autobús . En ese momento empezaba a llover y mi madre le dijo que pasara que mi padre se estaba preparando para llevarnos con el coche. El día se ponía feo perro a mí no me importaba, ¿quién no prefiere un día de excursión soleado y bonito? Pero yo no dejé que la lluvia entristeciera el comienzo de la excursión.
Cuando llegamos al autobús, Sara se montó con mi compañera María y yo al fondo del pasillo. Paró de llover. Pronto nos pusimos rumbo a Píñar. El camino se nos hizo muy corto, cantamos, jugamos y nos echamos muchas risas.
Llegamos a la granja escuela y sin entretenernos mucho nos pusimos a desayunar. Entramos en una de sus aulas y nuestra monitora nos explico que haríamos allí :
-Hola, soy la monitora que va a estar con vosotros en la granja y os voy a hacer una introducción de lo que vais a ver en las cuevas y como vivían los hombres prehistóricos-
Mientras estaba explicando no podía dejar de mirar sus ojos azules. Pronto nos pusimos mano a la obra y con un trozo de madera, una piedra de sílex y una mezcla de resina y cera de abeja hicimos un cuchillo prehistórico. Como siempre unos pusimos mas interés que otros para hacer aquello pero al final lo hicimos. A mí me interesó tanto que hasta hice una lanza.
Después, nos llevaron a ver los animales de la granja. Vimos cerdos, pájaros y cabras pero lo que a mí más me llamo las atención fue un conejo que no hacía mucho que había nacido y un pavo real que cuando se le abría la cola parecía un abanico inmenso de plumas.
¡Por fin había llegado el momento que estaba esperando, ya íbamos a ir a las cuevas de Píñar! Un trenecillo nos desplazó esta las cuevas. Quince minutos después estábamos allí. Rápidamente entramos en las cuevas donde una guía nos explicaba como era el lugar, cuales eran sus secretos y que eran lo que habían encontrado allí. Mientras explicaba, yo me imaginaba que con mi cuchillo y mi lanza andando por esas cuevas en épocas prehistóricas y aunque las cuevas eran muy bonitas con tantas estalactitas y estalagmitas yo eché de menos algún grafiti prehistórico.
Al mediodía nos llevaron de nuevo a la granja con muchas ganas de comer. Y mientras mis compañeros hablaban de sus cosas, yo me imaginaba lo difícil que seria comerse un bocadillo de salchichas en épocas prehistóricas, ya que las salchichas no se generan de manera espontánea en la nevera de una casa prehistórica, sino que primero habrían que matar al animal después fabricar las salchichas con sus tripas y su carne luego cocinarla haciendo fuego con el taladro y finalmente comérsela pinchada con la lanza o troceada con un cuchillo como el que habíamos fabricado.
Después hubo una exhibición de aves rapaces y explicaron los tipos de aves, sus características y sus costumbres. Me gusto mucho darle de comer a una lechuza, que no le gustaba que la tocaran y en la observación del vuelo se me poso un águila.
A las 5:30 nos montamos en el autobús para dirigirnos a Baeza. Me gustaría volver con mi familia a Píñar para enseñarle este monumento que dejaron nuestros antepasados.
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