Había una vez un robot que se aburría. Vivía en una tienda de maquinaria con otros robots: un perrito llamado Aibo, un droide llamado C3PO, otro droide llamado BB8 y otros muchos más. Nuestro robot medía aproximadamente un metro, era plateado, con una gran pantalla en su cuerpo rectangular, y sus piernas y brazos eran como cuatro cilindros. Su cabeza era cuadrangular, adornada con ojos, nariz, boca y pelo. Se aburrían hasta que, una linda mañana de primavera, un niño los compró.
El niño, que se llamaba Manuel, se quedó con Nilo, que así se llamaba nuestro robot. El resto se los repartió a sus primos y primas. Al cabo de los días, Nilo se dio cuenta de que Manuel y sus primos eran superhéroes, y que les habían encargado una súper misión con sus robots. Pero antes debían entrenarlos, y tenían solo un día.
¡Había que darse prisa!
Tenían que actuar pronto, porque habían robado el Banco de España. De repente, fueron a un gimnasio y empezaron los entrenamientos. Después de mucho investigar, descubrieron que el ladrón también era un robot. ¡Sí! ¡El robot cuidador, el robot que los dejaba solos y aburridos!
Al final, desmontaron al robot cuidador, y Nilo y el resto fueron superhéroes para siempre.
Fin
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